Patrimonio, mujeres, sobornos, mordidas y contratos reveladores pasan factura a su tenedor y propietario. Ha de ganar tiempo al crono.
HUELVA, 9 DE DICIEMBRE 2024.
El concepto tiempo me fascina. En su acepción de muerto, excede la suspensión temporal de un juego. Y es que la duración de cosas sujetas a mudanza es una magnitud física cuya unidad es el segundo. Ahora bien: el tiempo relativo es muy personal. Así, Ábalos lo mide por la sucesión de chivatazos de Aldama y por su horror a las amenazas de su mafioso partido. De ahí que ahora desdeñe el 12 de diciembre para acudir, voluntario, al Supremo. Necesita tiempo heroico.
Miedo. El transcurrir de los hechos suele vincularse a tristezas e irritaciones. Quien se creía poderoso, casi inmortal, es víctima de su propia trampa. Sus negocios percuten la ley humana. Patrimonio, mujeres, sobornos, mordidas y contratos reveladores pasan factura a su tenedor y propietario. Ha de ganar tiempo al crono. Ábalos sigue al maestro Borges: “El tiempo es un tigre que me devora y ese tigre es él mismo”. Su tiempo acabó. Mejor, se suicida.
NOTA. Suicidio como inmolación pública generadora de la gracia del perdón. Inmolación como autolisis política de un tipo inmoral cuya cabeza se enreda en la cuerda de los enemigos inocentes que ahorcó. Ábalos nunca será Catón, el sabio y político que se enfrentó a Julio César. Prefirió quitarse la vida antes de sufrir el escarnio del gracioso indulto del dictador. Ábalos puede llevarse a la tumba a su caudillo Pedro. No lo hará. Su compromiso con el honor es ninguno…
…Y COROLARIO. Ábalos vale por lo que calla. Pero está muerto en vida. Como terrorista de la ética, su yihadismo carece de superación espiritual. Se aferra a lo terreno con la certeza de que no hay un más allá. Que su dios se aplique.
RECORDATORIO. El tiempo del suicidio tiene que ver con el tiempo social y político. El actual tsunami político del PSOE marca el tiempo de la violencia y del conflicto. El suicidio de Ábalos no es social. Es sólo política pura y dura.
コメント