HUELVA, 4 DE SEPTIEMBRE 2024.
En un Senado tenso, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha enfrentado a críticas acerbas del Partido Popular, que no solo la acusó de “traidora” durante su intervención, sino que también denunció lo que consideran un acto de hipocresía por parte del Gobierno. Mientras el PP reclamaba coherencia en la defensa de la unidad territorial y equidad en la financiación autonómica, Montero insistía en justificar un controvertido acuerdo fiscal con Cataluña, equiparándolo a otros modelos autonómicos como el de Baleares o Canarias.
El acuerdo, que otorga a la Generalitat de Cataluña la capacidad de gestionar, recaudar e inspeccionar la totalidad de sus impuestos, ha sido tachado por los populares de ser un “concierto económico encubierto”, algo que, según ellos, amenaza con romper la solidaridad interterritorial. En su réplica, Montero acusó al PP de fomentar la confrontación territorial y de haber “perdido el norte” en su estrategia política.
La ministra defendió que el acuerdo con ERC es “solidario” y “federalista”, pero eludió mencionar que la contribución de Cataluña al fondo de solidaridad estará limitada por el principio de ordinalidad, lo que asegura que la comunidad no pierda posiciones en el ranking de financiación, una cláusula que ha suscitado más críticas.
El senador del PP, Gerardo Camps, denunció que los socialistas han abandonado la redistribución de la riqueza, otrora un pilar de su ideario político, y advirtió que este acuerdo solo profundiza las diferencias entre las comunidades autónomas. “No nos trate por ingenuos”, le espetó a Montero, subrayando que pedir explicaciones no es un insulto, sino un derecho democrático.
En medio de este clima, Montero acusó al PP de intentar convertir la política en un “campo de mentiras e insultos”, mientras que su partido sigue tratando de equiparar el polémico acuerdo con modelos fiscales de otras regiones, una comparación que, para muchos, dista mucho de la realidad. La tensión reflejada en el Senado es un indicio de las crecientes divisiones en torno a la cuestión territorial, un tema que promete seguir alimentando el debate político en los próximos meses.
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