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Pedro Sánchez clausura un 41º Congreso del PSOE marcado por el continuismo y la autodefensa

Foto del escritor: Diego LópezDiego López

Sánchez apostó por blindar su núcleo duro bajo el lema "Adelantando por la izquierda", orientado más a frenar a la oposición que a redefinir el proyecto socialista.


HUELVA, 2 DE DICIEMBRE 2024.


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cerró ayer el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla en un ambiente dominado por el continuismo y la autodefensa frente a los escándalos judiciales que cercan a su Gobierno y partido. Pese a los esfuerzos por proyectar unidad y fortaleza, la cita dejó la sensación de un partido atrapado en un compás de espera, con la mirada puesta en la supervivencia interna más que en propuestas ambiciosas de cara al futuro.


Continuismo como estrategia

El congreso, descrito por algunos dirigentes socialistas como "raro" y "de trámite", no presentó grandes novedades ni en las propuestas ni en la renovación de su dirección. Sánchez apostó por blindar su núcleo duro bajo el lema "Adelantando por la izquierda", orientado más a frenar a la oposición que a redefinir el proyecto socialista. La eliminación de referencias queer (Q+) en los postulados del partido marcó un retroceso en materia de igualdad y derechos LGTBI, lo que evidenció la falta de ambición en la agenda programática.


Un alto cargo resumió el sentir general: “Salimos como entramos. Más de lo mismo”. El verdadero pulso del PSOE, según algunos analistas, se librará en los próximos congresos regionales, donde las tensiones entre críticos y afines podrían definir el futuro del partido.


Eludir los escándalos judiciales

En su discurso de clausura, Sánchez evitó cualquier mención directa a los escándalos judiciales que afectan a su entorno cercano, incluida su familia, el fiscal general del Estado y antiguos colaboradores. Optó por un mensaje centrado en el victimismo, denunciando supuestas campañas de odio y persecución desde la derecha, y prometiendo seguir adelante con fuerzas renovadas. Sin embargo, eludiendo el "fantasma" de los casos de corrupción, dejó flotando una nube de incertidumbre sobre el congreso.


El sábado, los principales oradores del PSOE atacaron a la oposición, a los medios y a los jueces en un mensaje coordinado, mientras que Sánchez, en su alocución final, evitó entrar en los detalles más polémicos, consciente de que la justicia podría marcar el devenir de su mandato.


Polarización y fin de ciclo

El 41º Congreso Federal confirmó la estrategia del PSOE de profundizar en la polarización política, enfrentando bloques ideológicos en lugar de buscar un espacio de consenso. Sánchez consolidó una alianza con sectores radicales y nacionalistas, adoptando un lenguaje populista que, según algunos observadores, aleja al partido de la socialdemocracia tradicional.


El lema de unidad tras el líder evidenció patrones de caudillismo, con mínimos pronunciamientos críticos y una militancia que respondió al llamado plebiscitario. Sin embargo, en el ambiente flotaba el pálpito de una etapa en declive, marcada por un inevitable proceso de fin de ciclo, exacerbado por las encuestas desfavorables y las noticias judiciales.


Preparación para un posible adelanto electoral

Consciente de las dificultades que enfrenta, Sánchez eligió un calendario temprano para este congreso, buscando preparar al partido para un eventual adelanto electoral. Su estrategia pasa por mantener el control orgánico y blindar su liderazgo, mientras busca reforzar la moral de afiliados y votantes en un contexto de crecientes desafíos internos y externos.


El cierre del congreso dejó una imagen de resistencia más que de renovación. El PSOE sigue navegando por aguas turbulentas, mientras su líder parece decidido a mantener el rumbo sin grandes cambios, a pesar de las tormentas que amenazan con desbordar su legislatura.

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