A VER SI ES VERDAD…

Fiarse de la ejecutividad del anuncio del Gobierno con el AVE es    pecar de una ingenuidad cruel.

HUELVA, 17 DE MARZO 2025.

Ojalá que quienes pensamos así tengamos que tragarnos nuestras palabras dentro de unos años. Significará que un largo anhelo para nuestra tierra se empieza a hacer realidad. Aunque los precedentes son poco halagüeños. Años y años. Administraciones y administraciones. Partidos y partidos. Desde el año 1989, antes de que un servidor naciera, llevamos los onubenses escuchando la misma cantinela.

Ahora, resulta cuanto menos dudoso verse forzados a creer en las palabras un ministro tan conocido por su fiabilidad como Óscar Puente. Credibilidad que sólo es superada por la de Pedro Sánchez. Ahí es nada. Aunque sólo fuera porque desde el Gobierno socialista se ha venido echando balones fuera durante todos estos años con el argumento del alto coste de la línea y de su escasa rentabilidad. Cabe preguntarse si los cambios de opinión del ministro son tan vertiginosos como los del presidente, o que se trata de una mentira descarada. Quiero pensar que no, aunque uno sabe con qué bueyes ara.

Hasta que no empiece definitivamente la construcción no podemos dar nada por sentado. Suponiendo que las obras se ajusten a un calendario realista, no sufran retrasos y el servicio sea de calidad. Porque como lo que reciba Huelva sea algo parecido al AVE Extremadura-Madrid, mal vamos.

Lo que es un hecho incontestable es que seguimos en las mismas. Y no sólo en lo que respecta la línea de alta velocidad, sino también en lo que atañe a las infraestructuras hídricas en el campo, las comunicaciones en la provincia y, especialmente, el vergonzoso estado de las carreteras. Que ahora, en épocas de lluvias, dejan al descubierto sus carencias, con tramos enteros llenos de agujeros, firme en mal estado equiparable a cualquier vía comarcal tercermundista y, en definitiva, riesgos graves de accidentes que todas las semanas se producen.

Los onubenses no están ya para más promesas ni para más anuncios. Hechos. Y entonces llegarán los aplausos.