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   CON LAS PILAS CARGADAS

  • Foto del escritor: Pedro Rodríguez
    Pedro Rodríguez
  • 1 sept
  • 2 Min. de lectura

HUELVA, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2025

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Amigas y amigos: ya estoy aquí. Vuelvo con las pilas cargadas, la ilusión renovada y el corazón abierto para seguir asomándome a esta ventana que nos une cada mañana.

Vuelvo con ganas de conversar contigo, de tú a tú, como si nunca hubiésemos interrumpido el diálogo.

Lo confieso: en agosto te he echado de menos. Huelva ha vivido un mes intenso y muchas veces pensé en ti, deseando contártelo.

Las fiestas Colombinas brillaron como nunca, con los fuegos artificiales más preciosos de su historia.

El 3 de agosto, la Rábida volvió a ser memoria y raíz gracias a la Real Sociedad Colombina.

El Trofeo Colombino nos tuvo en vilo hasta el último minuto, con una carabela que el Recre rozó con la yema de los dedos.

También hubo días duros: el calor extremo de mediado de mes, con la jornada en alerta roja y los incendios que inquietaron a la provincia.

Y, como contraste, los triunfos épicos de David de Miranda que han hecho temblar los cimientos del toreo.

Pero la vida, con su equilibrio de luces y sombras, nos trajo despedidas dolorosas, como la del primer alcalde democrático de Huelva, José Antonio Marín, cuya memoria me llevó a romper mi silencio estival para escribirle una semblanza de alcalde a alcalde. De amigo a amigo.

PARA SEGUIR CONTANDO LA VIDA DE HUELVA Y DE SU GENTE

También nos dejaron, Pepe Ruiz Mesa, capitán del decano del fútbol español, en los primeros años sesenta.

Y José Luis Jerez Manfredi, periodista popular, cercano y querido, que ya camina por las marismas del cielo.

En los próximos días repasaré algunos de estos momentos, siendo fiel a mis seis servidores fieles e incondicionales -quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué-.

Pero, sobre todo, me guiará un séptimo servidor: el corazón, para narrar la vida cotidiana de Huelva y de su gente.

Termino: La imagen, que ilustra mi vuelta, es una puesta de sol en Punta Umbria.

Aquí, frente al horizonte, he sentido la calma del mar, el abrazo de la luz y la fuerza de la energía solar.

Con todo ello te escribo hoy. Con las pilas cargadas y la ilusión y los nervios como si fuera la primera vez.

¡BUENOS DÍAS!

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