HUELVA, 20 DE JUNIO 2024.
Ayer, se cumplió una década del reinado de Felipe VI, en cuyo tiempo ha devuelto el prestigio a la corona. Por este motivo, la mayoría de los periódicos y cadenas de televisión le dedicaron suplementos, paginas y programas especiales.
Yo me sumo al homenaje en la conmemoración, desde este modesto espacio de Facebook, en sólo cuarenta líneas. Lo hago preocupado con el peligro de involución democrática, ante el intento de desmantelar los mecanismos institucionales de contrapeso y equilibrio (justicia, medios comunicación…).
Siendo consciente de que, en este escenario, la autoridad moral del Rey no es suficiente y todavía menos si hay una parte del gobierno y del poder político que cuestiona su carácter legítimo.
Menos mal que en la sociedad española se piensa de manera diferente a la de ciertos políticos y, entre sus problemas, no figura el debate de si Monarquía o República.
Al contrario, una encuesta reciente, señala que la monarquía es, hoy, la institución más apreciada por los españoles. Quizá, sea así porque ha demostrado ser la única capaz de mantenerse neutral, en medio del feroz enfrentamiento partidista.
FELIPE VI RENOVÓ SU VOCACIÓN DE SERVICIO A LOS ESPAÑOLES
Por ello, la valoración popular de Felipe VI es bastante mayor que la de cualquier otro dirigente político.
La mayoría de los españoles creen que el Rey, y su familia, encarnan los valores de una España moderna, serena, discreta y sensata. Muchos de los que observan, con inquietud, la degradación de la convivencia política, sueñan con el retorno de la “vieja” moderación.
Felipe VI, en sus 10 años de reinado, ha sabido reinar sin gobernar. Habiendo solventado, de forma acertada, momentos muy difíciles de la reciente historia de España.
Sus continuas llamadas a la moderación, su permanente exhortación al dialogo, al entendimiento y al consenso, han significado un aliento y un soplo fresco de esperanza para todos los españoles.
Termino: La agenda del Rey ha sido de lo más parecidas a la de un alcalde (figura pública al servicio de todos los ciudadanos), llena de actos institucionales, sociales, populares, deportivos y humanitarios.
Ya lo escribió, Lopez de Vega, en 1623, poniéndo titulo a una de sus mejores obras de teatro: “¡El mejor alcalde, el rey!”.
Según las encuestas, el 70% de los españoles aceptan al Rey: desde el ciudadano neutral, al critico republicano, pasando por el emocionado monárquico.
En España, tenemos la fortuna de contar con una institución monárquica moderna, discreta y sensata. Garantía de democracia y estabilidad.
Y un rey, Felipe VI, quien, ayer, aprovechó el décimo aniversario de su reinado, para renovar su vocación y voluntad de servicio, compromiso y deber con el pueblo español.
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