EL VALOR DE LO SENCILLO

HUELVA, 7 DE JULIO DE 2025

A veces, buscamos grandes acontecimientos para llenar el alma. Esperamos ese viaje soñado, esa celebración especial, ese logro profesional que marque un ante y un después.

Pero, con el paso del tiempo, uno descubre que no siempre son los grandes momentos los que permanecen en el recuerdo. A menudo, lo verdaderamente extraordinario se esconde en lo más sencillo.

De esto se da uno más cuenta en verano: cuando hay más tiempo para leer, para conversar sin prisas con los amigos de la tertulia, pasear al atardecer, escuchar el canto de un pájaro mientras miras el horizonte, para jugar al dominó o para celebrar un almuerzo familiar improvisado que termina siendo un encuentro alegre, de risas y confidencias.

Son esas pequeñas cosas, tan normales, las que, cuando las vives con las personas adecuadas, se convierten en instantes que guardas como un tesoro del verano.

Porque, lo que lo hace especial no es el lugar, ni el plan, ni siquiera la novedad. Es la compañía: la familia, los amigos…

LAS PEQUEÑAS COSAS QUE SE HACEN GRANDE CUANDO LAS COMPARTES CON EL CORAZÓN

Si lo piensas un momento, verás que para ser felices necesitamos muy poco: un gesto, una mirada cómplice, un silencio compartido con alguien que lo llena todo sin decir palabra.

Y al final del día, cuando repasas lo vivido con la almohada, te das cuenta de que lo que más valoras no son los grandes escenarios, sino esos detalles pequeños y cotidianos que, gracias a quien tienes cerca, se transforman en recuerdos imborrables.

Por ejemplo, el que tu nieta de 11 años te confiese, de pronto y con un poco de rubor:

¡Abuelo, estoy enamorada!”.

Y que tu le digas:

¿Eso cómo es…?.

Y ella te conteste:

“¡Abuelo, estoy en la edad…, tú no lo entiendes…!”.

No perdamos de vista el valor de lo sencillo, las pequeñas cosas que se hacen grande cuando las compartes con el corazón.

¡BUENOS DÍAS!