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Las primarias (inexistentes) de la militancia

Foto del escritor: Pablo GeaPablo Gea

Juan Espadas ha sido forzado a dar un paso al lado para dar paso a la imposición desde Ferraz de María Jesús Montero. Un dedazo a la vieja usanza. Ni primarias ni nada.


HUELVA, 22 DE ENERO 2025.


En su Manual de resistencia, Pedro Sánchez elabora un relato de sí mismo como el adalid de la democracia dentro de un decrépito y burocratizado PSOE. Narra incluso las primarias socialistas que le auparon a la Secretaría General, repitiendo a partir de ahí que cada decisión importante que se tomara bajo su mandato sería refrendada por la militancia. Por descontada la elección de los cargos orgánicos. Pero, como si de un Michael Corleone se tratara, la auténtica verdad tras el líder aparentemente renovador es la de una tiranía aún mayor que la existente con anterioridad. Un líder que pone y quita en función de su conveniencia personal y de los vínculos de vasallaje.

 

Y eso es lo que ha pasado en Andalucía, donde un fracasado Juan Espadas ha sido forzado a dar un paso al lado para dar paso a la imposición desde Ferraz de María Jesús Montero. Un dedazo a la vieja usanza. Ni primarias ni nada. Tras la retirada de Luis Ángel Hierro, era la única candidata. Todo eso de la disidencia y de la renovación que hemos oído durante estos meses no era más que vender humo a los incautos. No sólo por la práctica imposibilidad de articular una ‘oposición’ digna de tal nombre en el feudo de Pedro Sánchez, sino por la nula credibilidad de la misma. A la hora de la verdad, en el Congreso Federal que se celebró hace poco las leves fisuras que se apreciaron en el edificio fueron rápidamente remediadas. Aunque lo de Page en Castilla-La Mancha no ha sido muy diferente.

 

Está claro que los cuadros ladeados van cayendo y la necesidad de confirmar el control de los líderes se impone sobre cualquier promesa democrática que se pudiera hacer. Lo mismo le ha sucedido a Gabriel Cruz, ‘Gabi’ para los amigos. Que ya se ha autodescartado en la carrera hacia la Secretaría General del PSOE en Huelva. El PSOE no se encuentra en un proceso de democratización interna, sino de consolidación de una nueva estructura que el líder absoluto pueda controlar centralizadamente desde arriba, aniquilando cualquier disidencia. Una lectura que no sea esta pecará de ingenuidad o de servilismo.

 

Los militantes socialistas son carne de cañón en las trincheras de la guerra política. Y lo están comprobando a las malas. Su criterio ha valido lo mismo que nada a la hora de colocar a Montero. Está ahí porque su amo así lo decidió y no hay más. Una maniobra clara para controlar de manera más efectiva a una federación como la andaluza, en horas abajas y con resquemor al saberse secundaria respecto a la de Cataluña, auténtico feudo del sanchismo la que les ha permitido obtener el suficiente rédito electoral como para que den los números para montar una mayoría alternativa a la del Partido Popular. Que, por si a alguien se le olvida, fue el que ganó las últimas elecciones generales. Que con alguien tan salpicado por el escándalo de los EREs y los cursos de formación sean capaces de recuperar San Telmo ya es otra historia.

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