Lenguaje positivo

Usar un lenguaje positivo no significa ignorar la realidad, o evitar los problemas, sino elegir palabras que inspiren, motiven y generen un impacto constructivo.

HUELVA, 14 DE ENERO 2025.

Este año, los Reyes Magos se han portado muy bien conmigo y han acertado en gustos y deseos. Tanto mi mujer, Carmen, como mis hijos, le han pedido a sus majestades aquellos regalos que sabían me harían feliz.

Pero, la mayor sorpresa me llegó de mi ahijada, Rocio de la Corte Molina, encarnada en reina maga. La cual, siempre me ha traído el regalo de un cuaderno de lujo para escribir y, este año, me ha sorprendido con un libro para leer: “La ciencia del lenguaje positivo”.

Mi ahijada, maestra sagaz, es fiel lectora de los BD, en Facebook, y ha debido observar que procuro emplear un lenguaje positivo, con verbos motivadores. Ya sea para escribir una crónica de urgencia, una noticia de la ciudad o el relato de una historia feliz, o triste, de algo o de alguien.

Pues, no es lo mismo escribir: “Prefiero soñar…”, a, “He perdido la esperanza”. O, por ejemplo: “quiero ayudar”, a “deseo recibir ayuda”…. El lenguaje no solo es una herramienta de comunicación, sino una fuerza que moldea nuestra percepción del mundo y nuestras relaciones con los demás.

NO SE TRATA DE NEGAR LA REALIDAD

Usar un lenguaje positivo no significa ignorar la realidad, o evitar los problemas, sino elegir palabras que inspiren, motiven y generen un impacto constructivo en quienes nos rodean y, en el caso del BD, en los lectores. Cuando nos expresamos con optimismo y esperanza fortalecemos nuestra propia actitud y compromiso.

Por ello, el autor de este libro, quiere atraer nuestra atención y nos invita a elegir el lenguaje positivo, porque sabe que “cada palabra habitada en la persona es una demostración de poder”.

El escritor, termina el prólogo del libro, con una pregunta: ¿Qué puede aportar la ciencia del lenguaje positivo a la construcción de una buena historia de nuestra vida?

Esta, y otras, interrogantes están respondidas en el libro, de 220 páginas, que me echaron los reyes, encarnados en la persona de mi querida ahijada, Rocio.

Conclusión: el lenguaje positivo es una elección poderosa.

No se trata de negar la realidad, sino de enfocar la parte buena de las cosas (botella medio llena), fortalecer la esperanza y ayudar a construir un mundo mejor, con nuestras palabras.

¡BUENOS DÍAS!.