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LLAMAR POR SU NOMBRE

  • Foto del escritor: Pedro Rodríguez
    Pedro Rodríguez
  • 3 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

HUELVA, 3 DE SEPTIEMBRE 2024.


El BD de ayer lo terminé señalando que, desde el punto de vista de los valores humanos, el mes de septiembre simbolizaba la cortesía y la amabilidad, expresada en la forma de mostrar nuestros respetos y afectos hacia los demás, en los actos cotidianos.


Uno de los gestos más generoso y amable que podemos tener es el llamar a las personas por su nombre. Un pequeño detalle que provoca un efecto psicológico muy gratificante.


¿Sabías que la palabra que más nos gusta escuchar, a todo el mundo, es nuestro propio nombre?.


Porque nos hace sentirnos importantes y valorados, establece un puente de confianza con el otro y nos vuelve más receptivos hacia él. De esto, puedo dar fe tras mi experiencia de veinte años en la alcaldía, donde siempre procuré llamar a las personas por su nombre.


El reto era difícil y me obligaba a hacer un gigantesco ejercicio de memoria y de recuerdo, pero estaba convencido de que el esfuerzo merecía la pena.


Para lograr el objetivo, me ayudaban mis leales y honrados asesores o concejales, quienes siempre estaban pendientes de mi y me “soplaban” al oido el nombre del que iba a saludar, si me veían en la cara que no me acordaba.


ES UN ACTO DE CORTESÍA, AMABILIDAD Y GENEROSIDAD

La táctica secreta me permitía salir airoso en los actos masivos o en las visitas a barriadas y Asociaciónes de Vecinos, donde podía saludar y pronunciar sus nombres: ¡Hola, amigo Antonio, José Luis, Tere, Kati, Fali, Carmen, Alfonso, Mariano, Paco, Honorio…!.


No te puedes imaginar la alegría y felicidad que sentían cuando les saludaba por su nombre, su seña de identidad, después de meses sin vernos.


Se quedaban sorprendidos y, muchas veces, me preguntaban: ¿Cómo es posible que te hayas acordado de mi nombre…?.


La reacción estaba cargada de emotividad e inmediatamente se generaba, entre los dos, un clima entrañable basado en la cercanía y la empatía mutua.


El gesto de llamar a la persona por su nombre propio, está claro, es un acto de cortesía, amabilidad y generosidad.


Un pilar fundamental de nuestras relaciones Interpersonales.

Te animo a ponerlo en práctica, sólo depende de nosotros comprobar los resultados.


¡BUENOS DÍAS!.

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