La izquierda se ha convertido en una gigantesca secta con miles de apéndices buconasales a través de los cuales se expele odio, se predica paz y se discrimina a demanda.
HUELVA, 6 DE FEBRERO 2025.
¿Conocen la anécdota del profesor que expulsó de clase al alumno que le corrigió lo de la península de “Ranchaka”? Se dice Kamchatka, señor. Lo que yo digo, repuso airado el infausto docente, va a misa. Pues eso. Si el gobierno dice que España va como un cohete, no lo crean, pero no lo desmientan en público. Un cretino es un asteroide perdido en el espacio sin tiempo. Si Sánchez dice que el palacete es del PNV, sepan que no, pero hay que tragárselo.
Lo del trágala tiene su límite, que no es otro que la exigencia de personalidad. Los ataques a la sanidad española son continuos y, acaso, fundamentados. Sin embargo, basta la enfermedad de un médico en Madrid para que el insuficiente mental Óscar López y el cabreadísimo canciller canceroso Albares dirijan toda su artillería contra la presidenta de la comunidad. Se contarán por miles los que callen, pero millones habrá que se rebelen ante la mentira como bomba atómica.
NOTA. La izquierda se ha convertido en una gigantesca secta con miles de apéndices buconasales a través de los cuales se expele odio, se predica paz y se discrimina a demanda. Los intrigantes endógenos hablan, gozosos ellos y dolorosas ellas, de nuevas vías de espiritualidad. Son los mismos que llaman amor al sexo para sacralizar sus misas negras. Es el sanchismo, como avanzó Weber, que orquesta normas antisociales para nuestro total control…
…Y COROLARIO. Considerando la seguridad, el orden público, la salud, la moral o la defensa de derechos y libertades como límites a la secta, reconózcase que los del PSOE han logrado el triple salto vital para despreciarlos.
RECORDATORIO. La familia Azagra, como la de Hamilton-Byrne, propugna dos normas sencillas: correazos a los que obstaculizan su asalto a puestos públicos y sumersiones en ginebra a quienes entre los suyos no sonrían en público.
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