HUELVA, 31 DE JULIO 2024.
Miradas que atraviesan. Miradas que matan. La prensa recoge una escena que sobrecoge. Los ojos de Sánchez se dirigen, afilados, a la figura de espaldas de Felipe VI. El mendaz no soporta al monarca. Si una computadora pudiera medir el volumen de odio que destila el rostro paralelepípedo, a lo frankenstein, del falsario inquilino de Moncloa, arrojaría un resultado desmedido. El límite entre el odio y el desprecio se halla en la capacidad de fulminar incluso con la sonrisa.
Asistí, durante un par de sesiones, al juicio del “procès”. Los asistentes, en su inmensa mayoría independentistas venidos ex profeso desde Cataluña, radiografiaban en colores las posiciones de mi mujer y la mía. Hervían hasta sus pestañas. Rictus bucales y exhibición de abalorios amarillos se dirigían hacia nosotros en un evidente desafío. A contrario, pocas veces he sido testigo de formas tan respetuosas como las mostradas por la seguridad del edificio.
NOTA. Un fotógrafo judío, Eisenstaedt, inmortalizó la mirada de Goebbels durante la conferencia de la Liga de las Naciones en 1933. La imagen aterra. Más allá de los ojos del propagandista nazi, sus manos. Se asían violentamente a los brazos del asiento. La cámara desnudó al personaje. El gran dictador se quitó la máscara en la creencia de que nadie vería su gesto. Erró. Fue el ademán del posterior holocausto. Vi aquel rostro tan nítido como el de Sánchez…
…Y COROLARIO. Sánchez rinde culto a la mentira de Lenin y a la dictadura de Stalin. Su querella (35 folios) contra el juez tiene fecha de la testifical en Moncloa (30 de julio). Estaba ya preparada. Será inadmitida. Al tiempo.
RECORDATORIO. La mirada de Sánchez no es la de un “sintecho” o la de un okupa profesional, Es la de un miserable pro golpista institucional. Es la propia de un “inMaduro” que se siente no querido, creyéndose dios.
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