HUELVA, 15 DE JUNIO 2024.
España se ha deslizado en estos días por los últimos metros del precipicio a la perdición. Y, sin embargo, a nadie parece importarle. La vida sigue. Luego llegarán los lloros por el daño irreparable. Que lo es, y no tardaremos en verlo. Daño que tiene un culpable claro e indistinguible: el Gobierno de España y los partidos que lo sostienen. No se puede tener ninguna fe en la Oposición, que lleva años acomplejada y temerosa, tan sólo capaz de arrastrarse por el fango con tal de que sus enemigos le regalen algunas migajas de aprobación. Jamás en mucho tiempo ha vivido este país una Oposición más torpe y más cobarde.
A la puesta en práctica de la Amnistía a los delincuentes y la constitución del Parlamento de Cataluña bajo la presidencia de Josep Rull, condenado por el Delito de Sedición, con inhabilitación absoluta, le ha seguido el anuncio por parte de Pedro Sánchez de su intención indisimulada de controlar los tribunales y de amordazar a la prensa crítica. Si la oposición tuviera coraje de verdad, inundaría las calles con millones de españoles que se resisten a desaparecer engullidos por las ansias totalitarias del PSOE y de sus socios de gobierno. Pero no, se contentan con meras condenas retóricas. Si el único valladar contra la dictadura fracasa, sabemos perfectamente lo que nos podemos esperar.
Las mentiras descaradas del Presidente resultan cada día más indigestas, como aquella de que lo único que pretende es transponer la legislación europea. Como si en Europa fueran a abrir la puerta o a mirar hacia otro lado ante los que son unas claras intenciones de censura de la opinión libre. No existe tal legislación, y cualquiera familiarizado con las normativas de la Unión puede comprobarlo fácilmente. Lo más insólito de todo es que haya tenido el valor y el descaro de lanzar un órdago al Partido Popular para que desbloquee el Consejo General del Poder Judicial, bajo amenaza de intervenirlo gubernamentalmente e impedirle efectuar nombramientos. Así, tal cual.
Ello, junto con toda la catarata de leyes ideológicas dirigidas a controlar el pensamiento y la libertad de los individuos, deja clara una conclusión que no puede postergarse más: o encontramos la fórmula política para echar a los socialistas, a los comunistas, a los independentistas y a los herederos de ETA del Poder, o la democracia de la que gozamos desaparecerá ante nuestras narices sin haber peleado por ella.
Magnífico artículo! Aunque solo fuera por apoyar a un político tan brillante, ya merece considerar el voto para CREE